La microbiota intestinal se asocia con multitud de procesos fisiológicos importantes, como la absorción de nutrientes, la inmunidad y la función y el desarrollo de barreras de mucosa. La comunidad de microorganismos, que es enorme, es en gran medida estable en el individuo y sus familiares.
Sin embargo, los cambios en la composición y función microbiana pueden ser provocados por cambios agudos o crónicos en su entorno local, como los cambios en la dieta.
Estos cambios en la dieta afectan directamente en el desarrollo de múltiples patologías, jugando la microbiota un importante papel. Este que expongo es un claro ejemplo, uno de los procesos involucrados en el desarrollo de la insuficiencia cardíaca está íntimamente asociado a los metabolitos derivados de la microbiota intestinal inducida por la dieta, como el N-óxido de trimetilamina (TMAO).
Concentraciones elevadas de este metabolito se encuentran en pacientes con dicha enfermedad y parece que participa en alteraciones en el metabolismo del colesterol y de los ácidos biliares.
El TMAO es un derivado de los compuestos fosfatidilcolina, colina y L- carnitina. La microbiota los utiliza como nutrientes y los convierte en trimetilamina (TMA), el cual es absorbido por el individuo hospedador y es oxidado a TMAO por enzimas hepáticas (monooxigenasas con flavina o FMO).
La exposición a una dieta que no aumente los niveles de TMAO puede ser una estrategia en la disminución del riesgo de insuficiencia cardíaca o en la disminución de su progresión. Esto puede conseguirse reduciendo el consumo de alimentos ricos en colina como son los huevos, el hígado, la carne roja, el pollo y el pescado.
Prestando especial interés a la L-carnitina, el cual no es un aminoácido esencial y está presente de manera abundante en carne roja, de hecho se ha relacionado a este compuesto con el riesgo cardiovascular asociado a este alimento, las dietas exentas o reducidas en carne roja tienen un menor riesgo de enfermedad cardiovascular. Así, la Dieta Mediterránea y las dietas vegetarianas y veganas producen niveles reducidos de este compuesto y por lo tanto, pueden mejorar el riesgo asociado.
No solo a nivel de alimentación normal, la suplementación con L-carnitina, tan empleada para aumentar la masa muscular tras el ejercicio y conseguir una disminución tanto del peso corporal como de la fatiga física y mental contribuye a la formación de TMAO por parte de la microbiota, aumentando el riesgo cardiovascular.
Para mantener o estimular una microbiota beneficiosa es altamente recomendable el consumo de prebióticos, es decir, de fibra. Un consumo excesivo de alimentos de origen animal a expensas de alimentos vegetales ricos en fibra puede contribuir a modificar la composición de la flora intestinal, así como a la aparición de diferentes enfermedades metabólicas.
Y no solo el consumo de fibra es el responsable de mejorar o no el riesgo, diferentes compuestos de estos alimentos, como este metabolito en concreto, contribuyen directamente al aumento del riesgo de sufrir diferentes enfermedades.
Es importante resaltar que es necesario no solo a nivel de salud, sino por responsabilidad, a nivel medioambiental y a nivel ético, disminuir la ingesta de productos de origen animal, aumentando el consumo de alimentos de origen vegetal.
Referencias
Zabell, A., & Tang, W. H. W. (2017). Targeting the Microbiome in Heart Failure. Current Treatment Options in Cardiovascular Medicine, 19(4), 27. https://doi.org/10.1007/s11936-017-0528-4